Recientemente en el Laboratorio del IGE se han analizado dos diamantes importantes, presuntamente certificados anteriormente por GIA, ya que presentaban inscripciones láser en el filetín y venían acompañados de dictámenes impresos con los datos de certificados GIA correspondientes, e incluso con sus precintos de seguridad, ya abiertos. Los diamantes tenían pesos de algo más de 2 y 3 quilates, color D, pureza FL y talla Excelente, según los datos de los dictámenes correspondientes.
El cliente que estaba considerando la compra de estos dos diamantes no podía comprobar con seguridad que los diamantes realmente correspondían a los certificados GIA, al no presentar ninguna inclusión característica por su alto grado de pureza. Además, se dio cuenta de que ambos pertenecían al tipo IIa, lo cual aumentó sus sospechas y decidió acudir al Laboratorio del IGE para comprobar que los diamantes realmente coincidían con los certificados GIA.
Al analizar los diamantes en nuestro laboratorio, se han observado notables diferencias en sus parámetros con respecto a los datos de los certificados GIA:
- Diferencias en las medidas de las piedras, tanto en el diámetro como en la altura, de hasta 0,05 mm.
- Diferencias en las proporciones y calidad de la talla – altura de la corona en un diamante; profundidad de la culata, espesor del filetín y calidad del pulido en el otro.
- Diferencias en la graduación del color y pureza, en vez de D-FL para ambos diamantes, presentaban características D-VVS y F-IF.
Tanto los dictámenes impresos como los precintos de seguridad presentaban signos de ser falsos, por no disponer de las características típicas de los certificados GIA (holograma de seguridad, tipo, tamaño y color de fuentes utilizadas, etc.).
Además, las inscripciones láser tenían un aspecto algo diferente a las inscripciones de GIA auténticas que se observan en nuestro laboratorio con bastante frecuencia. Curiosamente, en uno de los diamantes, además de la inscripción principal se han observado dos marcas de intentos de inscripción del mismo número apenas visibles en otras zonas del filetín, como si estuvieran haciendo varios intentos de inscripción con diferente intensidad del láser.

Inscripción láser falsa en uno de los diamantes (peso 2+ ct, los números centrales de la inscripción borrados para esta publicación).

Inscripción láser falsa en otro diamante (peso 3+ ct, los números centrales de la inscripción borrados para esta publicación).

Huellas de un intento de inscripción, con el mismo número, en otra zona del filetín del mismo diamante.
En base a todas estas observaciones, hemos llegado a la conclusión de que los diamantes no correspondían a los certificados GIA a los que hacían referencia sus inscripciones láser. A partir de allí, el estudio posterior mediante técnicas analíticas avanzadas (DiamondView, espectroscopía de fluorescencia, FTIR, UV-Vis-NIR, Raman y Fotoluminiscencia a temperatura ambiental y enfriando los diamantes con nitrógeno líquido) ha demostrado que se trataba de diamantes naturales de tipo IIa con color mejorado por el tratamiento de alta presión y alta temperatura (tratamiento HPHT).
Este caso es idéntico a otros diamantes tratados por HPHT con inscripciones falsas en el filetín y acompañados de certificados impresos falsos, detectados previamente por GGTL Lab.
Los laboratorios gemológicos de la Universidad de Moscú y GIA también detectaron previamente diamantes sintéticos con falsas inscripciones láser que hacían referencia a otros diamantes certificados por GIA (informes que pueden leer aquí: Laboratorio de la Universidad de Moscú y Laboratorio GIA).
Además, se han detectado incluso moissanitas sintéticas con falsas inscripciones láser correspondientes a certificados GIA de diamantes naturales.
El fraude consiste en vender diamantes tratados o sintéticos como si fueran naturales sin tratamiento. Para ello buscan online diamantes certificados con características muy parecidas de peso, medidas, color y pureza, para hacerles inscripción falsa en el filetín. También pueden hacer un intento de falsificar el certificado impreso e incluso los precintos de seguridad, como ha sido en nuestro caso. Obviamente, utilizan diamantes con pureza muy alta para hacer imposible la comprobación rápida de la correspondencia entre el diamante y el certificado por el dibujo de las inclusiones.
La inscripción láser en el filetín suele ser de gran ayuda para los profesionales ya que permite ver que el diamante ha sido certificado previamente, y accediendo a las bases de datos online de laboratorios conocer sus características de calidad. No obstante, los casos descritos vienen a confirmar la importancia de comprobar que la inscripción no es falsa y que el diamante realmente corresponde al certificado al que hace la referencia la inscripción. Esta comprobación es fácil cuando el diamante tiene inclusiones, por el diagrama en el certificado, pero puede ser imposible si el diamante es puro o casi puro. En tales casos recomendamos al menos comprobar el tipo del diamante; y si pertenece al tipo IIa, recurrir a laboratorios especializados para confirmar la naturaleza del diamante y su correspondencia con el certificado al que hace la referencia la inscripción.