Almudena Gómez Espada. Gemólogo Jefe en el Laboratorio de Análisis y Certificación del IGE
Tratamientos en las gemas
Los tratamientos se realizan en las gemas con el objetivo de mejorar algunos de sus parámetros de calidad, como el color y, en algunos casos, la pureza. Al mejorar los parámetros de calidad, la gema puede aumentar su valor en el mercado.
Algunos tratamientos son graves y otros no, pero todos están admitidos en el comercio, siempre y cuando se informe de manera debida al comprador. Según la Confederación Internacional de Joyería (CIBJO), debe darse una información general en el caso de tratamientos frecuentes y estables, mientras que, si el tratamiento es grave e inestable, se debe dar una información específica, ya que puede afectar a la gema negativamente.
Tratamiento térmico
El tratamiento térmico se realiza desde hace miles de años; es difícil precisar cuándo surgió, pero ya en el 2000 a. C. se datan las primeras gemas calentadas para mejorar su color en India y Egipto. El proceso es bastante sencillo y poco ha cambiado con respecto al que se empezó a utilizar en aquel momento. Consiste en introducir la piedra en un horno a elevadas temperaturas, con el objetivo principal de mejorar o modificar el color de la misma.
Actualmente es uno de los tratamientos más frecuentes que se aplican en las gemas y, al ser muy estable, no es necesaria una información específica al comprador. Si una gema ha sufrido este tratamiento su valor en el mercado no disminuirá, pero si una gema no ha sufrido calor ni ningún otro tipo de tratamiento, entonces su valor se podrá incrementar notablemente (hasta un 50%).
En el caso particular de los corindones, el tratamiento térmico se emplea para mejorar el color y/o la pureza, para aumentar sus grados de calidad (foto 1). Se aplica principalmente en zafiros poco saturados para intensificar su color, o bien para eliminar sedas y así aumentar su transparencia; en rubíes para eliminar el tono amoratado y destacar así su matiz rojizo, además de poder eliminar sedas también. El tratamiento a su vez puede hacer que, cuando baja la temperatura nuevamente, el rutilo vuelva a recristalizar y vuelvan a formarse sedas de rutilo, generando así un marcado asterismo.

El aumento de temperatura comienza a ser perceptible en las gemas a partir de los 1300ºC, pero a temperaturas inferiores no suelen aparecer evidencias por lo que es difícil determinar un tratamiento térmico a menos de 1300ºC.
Identificación del tratamiento térmico en corindones
Para determinar si un corindón está calentado o no es muy importante que observemos las inclusiones que presentan, ya que es lo que nos va a ayudar a determinar si la gema ha sufrido o no dicho tratamiento. Lo ideal para observar las inclusiones es un microscopio (foto 2), pero en muchas ocasiones puede bastar con una lupa de 10 aumentos (10X) para observar evidencias de aumento de temperatura. Las evidencias de tratamiento térmico más frecuentes en que podemos observar son las siguientes:

- Cristales alterados: se observan cristales con un halo tensional alrededor o un borde mate, dando una característica forma de atolón en muchos casos. Este tipo de inclusión nos está indicando que el cristal está alterado y, por tanto, es una evidencia clara de que la gema ha sufrido calor (foto 3).

- Velos alterados: si observamos velos que tienen un borde mate también es indicativo de tratamiento térmico.
- Puntos de enfriamiento rápido: cuando se somete a un zafiro a un aumento de temperatura, después se enfría rápidamente y da lugar a la alteración de velos, haciendo que se formen unos puntos blanquecinos. Estos puntos de enfriamiento rápido a veces forman unas estructuras que nos recuerdan a las huellas digitales (foto 4).

- Agujas de rutilo disueltas: las agujas de rutilo (TiO2) son muy delicadas y empiezan a sufrir disolución a temperaturas no muy elevadas. Si observamos polvo o sedas de rutilo nos indica que se ha producido esta disolución y es una de evidencia de tratamiento térmico.
- “Ink Spots” o puntos de tinta: son debidos a un proceso denominado difusión interna que no es lo mismo que el proceso de difusión térmica. Las agujas de rutilo tardan mucho en formarse en la naturaleza y cuando se las somete a un aumento de temperatura, estas se disuelven y al enfriarse nuevamente, ya no precipitan igual puesto que el proceso de formación es mucho más rápido y en vez de formarse agujas de rutilo, se forman unos puntos y líneas de tinta llamados “ink spots” (foto 5).

Si observamos una o varias de las inclusiones anteriores estamos ante un corindón con evidencias de tratamiento térmico. Hay otros tratamientos algo más complejos y combinados como el calor y la cicatrización de fisuras con bórax, y que también se consideran tratamientos térmicos, pero su procedimiento es más complejo y deben estudiarse por separado.
Cabe destacar que no siempre es posible detectar con facilidad un tratamiento térmico debido a que puede haberse realizado a menos de 1300ºC y es apenas detectable.
Para la determinación de un tratamiento térmico, en muchas ocasiones, se hace necesario un estudio con técnicas de análisis avanzados, como son las espectroscopias. Las técnicas espectroscópicas se basan en observar la respuesta de un material cuando sobre él se hace incidir una o varias longitudes de onda del espectro electromagnético. La espectroscopía de infrarrojos (FTIR), por ejemplo, es muy útil para determinar evidencias de tratamiento térmico en zafiros de origen metamórfico.
Es importante saber que, cuando las técnicas de análisis avanzadas y el microscopio dan respuestas contradictorias, es más fiable la determinación del tratamiento al microscopio, ya que puede haber interpretaciones erróneas en los análisis y/o que el aparato pueda estar mal calibrado.
En resumen, el tratamiento térmico en corindones es un tratamiento estable y generalizado, por lo que no afecta negativamente al valor de una gema en el mercado. Es fácil de identificar con métodos convencionales, como el microscopio, y puede ayudarnos la espectroscopía de infrarrojos en algunos casos.